martes, 27 de enero de 2009

Poemas de Cecilia Ortiz.

Cecilia Ortiz . Venezuela.

Licenciada en Letras (UCV, 1984).

Ha publicado:

Trébol de la memoria(1978)

La pasión errante (1984)

Autorretrato (1993)

Naturaleza inventada (2004)

Entremarino (2006)

Daños Espirituales (2006).

Poemas del libro:

DAÑOS ESPIRITUALES.

Dos vidas sin lugar

en la monotonía del desencuentro

ya sin destino

arrastrando una pasión

que todavía asalta desprevenida

Dónde encontrar un paisaje

que nos albergue

Sería mejor inmovilizarnos

para soportar el derrumbre

Quedarnos un rato más

Mirar el precipicio.

*********

Enamorado furtivo

Que me amas en silencio

¿Por qué no contestas cuando llamas?

Habla

A mi figurado misterio

Para saber

Si eres el que yo quiero.

************

Mi fiera interior

ese animal disuelto

en la sangre

salta y engulle

los cuerpos a su paso

no oye nada

si es preciso

guarda las garras

con cuidado para no morder

un trozo de tu carne

espera detrás de la puerta

quiere una nueva presa

Ah……una presa.

*********

Somos los amantes que se deshacen

en sus sueños

No tenemos nombre en las esquelas

del futuro

Nos iremos rápido

con las primeras horas del amanecer

No se levantará una lágrima

No habrá fe perdida

sólo comienzo

Seremos escudos que navegan

en aguas azules

siempre vencedores

¿Quién dice que faltaremos?

Como aves migratorias

volaremos

hasta que un límite diminuto

nos desvanezca.

**********

Lágrimas

en el sonido de tu ausencia

delibero nuestra historia

¿Y qué somos ahora

cuando el amor no nos sostiene?

que aproximación a la distancia

nos encontrará de nuevo

desprendidos

enamorados.

Derechos Reservados © Cecilia Ortiz – Venezuela.

martes, 13 de enero de 2009

LEÓN CARTAGENA.

DEL LIBRO

LAS VOCES DEL RELÁMPAGO.

León Cartagena.

Los Mochis, Sinaloa, México 1978.

“Poeta es aquel

que en lugar de corazón

lleva un perro enloquecido”.

Prefacio.

“Si pudiéramos definir la poesía de León, debiéramos simplemente concluir que habita en ella un telescopio. Un telescopio con los cristales al revés, de modo que cuando se mira la profundidad del universo, asimismo se descubre la hondura del ojo.

Esta simple, pero singular (significativa) anomalía óptica, hace de León un poeta claro, honesto, en su preclaro intento de conquistar el silencio.

La poesía de León, lejos de todo artilugio intelectual y artificio técnico, se aproxima más bien a la transparencia de la vertiente que corre subterránea y brota sencillamente donde a su claridad le place. No digo, no digo, que su poesía carezca de la complejidad lingüística prudente, necesaria en el oficio de la creación literaria. Hablo de la transparencia inherente a lo natural, lo sencillo (que nunca es fácil), de la desnudez al nacer, de la desnudez al amar. León sabe que la poesía, la de verdad, no tolera las máscaras. Las máscaras son para los poetas que no saben escribir con el corazón…

En estas voces del relámpago, el dolor, el amor, el erotismo, el ser, si bien sombras, si bien luces, se nos aparecen y nos hablan con el lenguaje contundente de la simpleza del hombre que aún se da el tiempo para leer el otro poema, el que escriben el mar, la tierra, los cuerpos que son el cuerpo de los amantes y entre el mar, la tierra y el cuerpo de los amantes, León es el puente por donde vamos nosotros a su encuentro…” Quique Silva. Poeta Chileno. Coronel, Región del Bío Bío, Chile.

XII

Solo un hombre puede sembrar una palabra,

una semilla de lumbre,

que detenga o cambie el curso del tiempo.

Todo parte de una página en blanco,

se hacen elevar olas, se tiñe el silencio.

Desde la nube baja un dardo luminoso,

dobla las costillas de la tierra

que tiene dolor de parto, de poeta.

Un hombre sólo,

puede ver que las estrellas son coágulos

sujetos a la costura fugaz de la máquina celeste.

XV

Entre la cara y el espejo

cuántos abismos de eternidad.

Cuánto miedo con ritmo se dibuja

en el lago vertical adormecido.

La violencia azul atraviesa la ventana,

duplicada se imprime en las paredes.

Entre la cara y el espejo se conoce el silencio,

sellado con cascada luminosa del relámpago.

XVIII

Tengo días donde no me encuentro,

me le escondo a los espejos, a los ojos,

días donde me pierdo de mí.

Intento ser discreto,

no provocar la idea de un secuestro,

simplemente hay días en los que soy

una página en blanco.

Hay días así,

donde no puedo llegar al ocaso

sin que un relámpago me alcance.

XXI

Siento la vida como un largo exilio interior,

un lugar entre las costillas y la ausencia,

algunas veces me doy tiempo de escuchar

el murmullo del viento.

Procuro alejarme de los libros,

de las prisiones al aire libre de los hombres,

en mi jaula de mineral blanco me alejo de los fantasmas.

Me gusta estar fuera de la vista de la fábrica,

de los automóviles que no tienen destino propio,

lejos de las sonrisas ensayadas.

Siento la vida como un largo exilio interior,

un lugar entre las costillas y tu ausencia,

busco entre las palabras un impulso para renacer,

sin que mi rugido deje de dar luz a las estrellas.

sábado, 10 de enero de 2009

Poemas de Larissa Orellana.

Larissa Orellana. Nació el 15 de marzo 1985 en San Salvador, El Salvador.

Ha publicado dos libros de poesía:

Fantasía azul y Manifiestos para la Tierra.

«Escribo porque soy sentimiento sin razones que ensucien mis alas, porque nada me parece pequeño y tengo que gritar cuando el océano busca a sus hijos picados por un anzuelo.

Escribo porque no puedo callar mi silencio.

José Mauro de Vasconcelos no está en ningún lugar y quiero abrazar su corazón de vidrio.

El mundo es un combate y sé cuál es mi bandera. Mi poesía siembra palabras en macetas buscando la inmortalidad del Quijote.»


La hija del silencio.


Sus palabras no llegan
a pronunciarse,

son una herida invisible
que se derrama por el agujero
de una bolsa de sueños.

La hija del silencio
es un grito de pájaros
debajo del mundo,

un abrazo borrado
por avalanchas de nieve
que no reflejan frialdad.

Ella tiene la voz del agua
cuando duerme

aunque su corazón
sea una flor de fuego

eternamente callada.

CORAZÓN DE AGUA.

Yo soy la mujer que busca
sus llaves para salir de la injusticia
porque más vale un corazón de agua
y no de cristales molidos.
Así, cuando calle,
mi silencio será transparente.
Y seguiré siendo mar
que llore a veces
cuando se vacíe en mí
el petróleo de la inclemencia.
Pero si me fabrico sueños alcanzables
-sólo entonces- volverán a crecer
flores en la arena
y otra vez haré el amor -con la vida-
mientras mis sombras
se hunden en la luz de los años.


La lluvia del bosque.


I

Mi sombra se pone
a masticar el sueño
donde cayeron explosivos
y me habla de camiones
llevándose criaturas
al matadero.

II

Toco un árbol que se cae
porque no tiene raíces.

Sólo encuentro murciélagos,
hojas muertas
y el viento rojo.

III

Me voy a abrir nubes
con una tenaza invisible
para que llueva un poco.

IV

Le digo a mi sombra
que existe una manera
de rescatar el bosque.

En mi corazón
están las semillas.

Primavera blanca.

I

Murieron
los escarabajos de hielo
que hundían alfileres
en nuestras manos.

II

Antes de irse
Violencia trapeó la sangre
de sus flores aplastadas
y se blanqueó la cara con dos kilos
de harina.

III

Primavera regresa
con nieve en el alma,
una crisálida invisible
y árboles callados.

IV

Llovemos ojos tristes
pero la herida es esa brújula
que nos regresará al bosque
de nuestros sueños.

Derechos Reservados ©Larissa Orellana.