martes, 9 de diciembre de 2008

VERÓNICA CENTO - LA ESCRIBIENTE DIURNA.


“Escribo sobre todo aquello que me devora. Soy una escribiente diurna porque así lo decidió mi verbo. La palabra se desarma en mi boca, desbordándose. Escribo, porque antes que nada, es una necesidad.”

Verónica Cento.

(1979). Córdoba, Argentina. Residenciada en Caracas, Venezuela.

Sus poemas han sido publicados en diversas revistas literarias como Letralia en Venezuela, en la plaquette “Esto no es una Revista Literaria” Argentina, en Afinidades Electivas Argentina, en la página de Poetas al Volante, en Escrito por el Fuego y en la página de Malú Urriola.

Puedes leer sus creaciones en los siguientes enlaces:

LA ESCRIBIENTE DIURNA.

POÉTICA DEL ASOMBRO.

SUS POEMAS.

LOS ROSTROS DE LA NOCHE.



I

Antes de dormir me siento en el césped fresco a admirar el día. Él viene con sus manos grandes y se aquieta conmigo. Los dos callamos ante la primavera. Luego llega la ansiada noche, Endimión y la danza de la muerte. No sabemos qué decir ante el letargo de lo oscuro. La noche cae en nosotros de una manera maravillosa y aún así un limbo raro nos penetra. Miramos el cielo y un silencio nos agolpa. Mi palabra de repente resulta inútil. Todo esto es impronunciable: la danza nocturna, el silencio estrellado. Temblamos miedo. Nunca supimos porqué.

II

Luego vino el tiempo de la sequía. Lo negro se tornó distinto. La casa se derrumbó de manera rara. Los fantasmas salieron a reencontrar sus lugares y pertenencias. El ruido de la noche cuando duerme también fue distinto. Extrañamos las danzas, la muerte boca abajo y los rostros de la noche. De pronto todo tembló de miedo. Sentimos la vacuidad en los cuerpos. El romance con la noche se tiñó de espanto. No hubo hombres lobos a quienes invocar. Sólo nos restó dormir para esperar a que todo pase. Pero el sol surge como inmolado y nos ciega. La luz no es más que una fiel compañera de Apolo, el cual nos conduce hacia un más allá innegable. Temblamos de luz y de sombras. Aquello que vemos no es más que un espejismo.

III

Inclino el cuerpo hacia lo oscuro. Lo beso. Me quedo allí como sepultada. Qué es aquello que contiene la muerte y la claridad. Qué significa beber de las aguas de tu mar oscuro. Qué significará temblar de frío y de asco. Y qué detenerme ante tu rostro y decirle: ven, ámame, aunque yo no sea la noche ni la muerte. Ven, ámame, porque soy el amor hecho noche y encanto. Soy el cuerpo más hermoso que hayas visto descender y volver del hades.

La poca artista.





no tengo que fingir palabras
ellas salen disparadas hacia el mundo
y se colocan dentro de las bocas que tiemblan
me siento autosuficiente por las noches
al abrir los libros que más adoro
y hurgar ahí, donde la palabra vibra

a veces
presiento una inseguridad infantil
una porción de mí que no doy a nadie
siento una incapacidad de sacarme el velo
de mostrar la fiera que me vive
que me ama, que me exige y transporta.

no soy una mera formulación de huesos
mi carne existe
doy en general más vida que muerte
carezco de oscuridad crepuscular
y mis ojos son la amplitud de mis palabras

la poca artista que hay en mí
asume la falta de verbo
de palabra
extraño contemplar el corazón desahogado
y las manos escribiendo a golpes
los ruidos del motor del alma.

soy una garganta que grita
la crueldad del verbo al no existirme
al no habitarme en cada pálpito
en el latido de mi yo interior

esta mujer
la casi artista que vive
la que sobrevive
cae en una esterilidad poética.
en una muerte anunciada.

4 comentarios:

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

Verónica mil gracias por haberme recibido. Por abrirme las puertas de tu mundo literario. Por entregarme tus escritos y permitirme tenerlos en mi blog.
Un placer recorrer tus letras.
Un gran abrazo!!!

Gabiprog dijo...

Creo que las primeras cuatro líneas describiendo esa relación con las palabras escritas es bien diáfana y de vertiginosa sinceridad.

:-)

Raul G dijo...

Que gran trabajo hace usted en publicar estos versos.

Me llevo varias flores de seis u ocho corolas que me han encantado. Y apunto bitácoras para leer después.

¡Felicidades!

©Claudia Isabel dijo...

Verónica, me siento absolutamente identificada con tu poesía...encuentro en ella motivaciones y miradas parecidas...
Un gusto leerte!
www.laperladejanis.blogspot.com