sábado, 10 de enero de 2009

Poemas de Larissa Orellana.

Larissa Orellana. Nació el 15 de marzo 1985 en San Salvador, El Salvador.

Ha publicado dos libros de poesía:

Fantasía azul y Manifiestos para la Tierra.

«Escribo porque soy sentimiento sin razones que ensucien mis alas, porque nada me parece pequeño y tengo que gritar cuando el océano busca a sus hijos picados por un anzuelo.

Escribo porque no puedo callar mi silencio.

José Mauro de Vasconcelos no está en ningún lugar y quiero abrazar su corazón de vidrio.

El mundo es un combate y sé cuál es mi bandera. Mi poesía siembra palabras en macetas buscando la inmortalidad del Quijote.»


La hija del silencio.


Sus palabras no llegan
a pronunciarse,

son una herida invisible
que se derrama por el agujero
de una bolsa de sueños.

La hija del silencio
es un grito de pájaros
debajo del mundo,

un abrazo borrado
por avalanchas de nieve
que no reflejan frialdad.

Ella tiene la voz del agua
cuando duerme

aunque su corazón
sea una flor de fuego

eternamente callada.

CORAZÓN DE AGUA.

Yo soy la mujer que busca
sus llaves para salir de la injusticia
porque más vale un corazón de agua
y no de cristales molidos.
Así, cuando calle,
mi silencio será transparente.
Y seguiré siendo mar
que llore a veces
cuando se vacíe en mí
el petróleo de la inclemencia.
Pero si me fabrico sueños alcanzables
-sólo entonces- volverán a crecer
flores en la arena
y otra vez haré el amor -con la vida-
mientras mis sombras
se hunden en la luz de los años.


La lluvia del bosque.


I

Mi sombra se pone
a masticar el sueño
donde cayeron explosivos
y me habla de camiones
llevándose criaturas
al matadero.

II

Toco un árbol que se cae
porque no tiene raíces.

Sólo encuentro murciélagos,
hojas muertas
y el viento rojo.

III

Me voy a abrir nubes
con una tenaza invisible
para que llueva un poco.

IV

Le digo a mi sombra
que existe una manera
de rescatar el bosque.

En mi corazón
están las semillas.

Primavera blanca.

I

Murieron
los escarabajos de hielo
que hundían alfileres
en nuestras manos.

II

Antes de irse
Violencia trapeó la sangre
de sus flores aplastadas
y se blanqueó la cara con dos kilos
de harina.

III

Primavera regresa
con nieve en el alma,
una crisálida invisible
y árboles callados.

IV

Llovemos ojos tristes
pero la herida es esa brújula
que nos regresará al bosque
de nuestros sueños.

Derechos Reservados ©Larissa Orellana.

2 comentarios:

Nilda J. Sarmiento J. dijo...

Estimada Larissa, mil gracias por compartir tus poemas en mi blog. Es un placer conocer tus letras.
Un gran abrazo y bienvenida!!

Gabiprog dijo...

La hija del silencio estremece y zarandea.

Un abrazo para ambas.