domingo, 19 de julio de 2009

Poemas de Silvina Gabriela Sánchez.

Silvina Gabriela Sánchez - Argentina. Nació el 28 de abril de 1971, en Santa Fe, es bachiller con orientación docente, técnico en computación y animadora a la lectura. Trabaja en la Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi, de Laguna Paiva. Se ha presentado en los concursos literarios, primero en mi ciudad, en el Certamen Literario Luciano Riquelme Atienza donde obtuvo importantes premios y menciones. Ha participado en importantes concursos nacionales e internacionales. Algunas de sus obras han sido incluidos en antologías internacionales de escritores de países de habla hispana por la editorial Centro Poético de Madrid. Pertenece al Ci.Es.Pa. (Círculo de Escritores Paivenses), publica regularmente sus obras en la revista Tiempos, que edita. Ha realizado un intenso trabajo de compromiso social y de animación.

Desde mis letras.

Llego al final de mi camino

cuando te sorprendo con este libro entre las manos.

La hebra de palabras parida en mi cerebro

encuentra lecho en tu memoria,

sacude tu esencia,

dispara tu mente hacia mi cosmos.

Te alcanzan mi alma y mis sentidos,

son tuyos en este instante.

Y los incorporas a tu simple realidad,

a tu intrincada realidad

a tu realidad.

Tomas la bastedad de mis palabras

y las acomodas en el laberinto de tu vida.

Mis días son tus días

mis silencios, los tuyos.

Y ríes,

y lloras,

y te enamoras,

y odias,

con mi risa, con mis lágrimas, con mis amores, con mis rencores.

Volverás a descifrar el código de mis palabras.

Volverás a encontrar la llave que profana mis secretos...

O me olvidarás...

El tiempo es el verdugo

que amarillea la esperanza

de esta maraña de letras

de estas hojas

de este libro

que hoy comienzo a escribir.


El regreso

Garabatos... impronta de una niñez lejana,

en las paredes desnudas de la casa vacía.

Ecos que se agitan en la memoria de las risas perdidas, de los llantos ahogados,

de mil lágrimas que dejaron huella en las baldosas polvorientas; huellas viejas,

olvidadas.

Un patio que aromaba fresias, me dice, con voces de hierbas crecidas

a borbotones, que ya no estás.

La madreselva tomó la casa.

La casa vacía de niños, de amores, de besos... de vos, de mí, de aquellos...

Sólo me detengo para contemplar el pasado desde la vereda, asido a las rejas

de hierro que me herrumbran los puños y el corazón.

Y comienzo a habitarla de nuevo... a llenarla de recuerdos.


Búsqueda infinita.

Miles de lustros buscando un ser

hasta que al fin, en el último minuto,

apareciste, hecho de la nada.

Fue sólo una palabra.

Sólo una mirada.

Sólo un suspiro...

Y tu alma echó raíces en mi cuerpo.

Y mi alma echó raíces en el tuyo.

Y fuimos un solo espíritu.

Bajo un mismo cielo de hedonismos

fuimos también un solo cuerpo.

Consumado el gran misterio de este amor

partimos uno al sur... el otro al norte

para volver a buscar... por miles de lustros...

un nuevo ser.

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