miércoles, 25 de marzo de 2009

Denisse Vega Farfán. Poemas- Perú.


La poesía es un exilio, pero también me encara en carne viva con la realidad.

Ahora, cuando escribo, es como ponerle orden a ese caos,

surge la belleza entre toda esa maraña verbal, y es esa belleza que se logra, lo que al final me salva. Escribir es mejor que ir al médico, una iglesia, hablarse frente al espejo, etc.”

Denisse Vega Farfán. (Trujillo, Perú, 1986). Estudiante de Derecho en la Universidad César Vallejo. Premio Poesía a Vallejo (2001), y Pluma Vallejiana (2006) por la UCV. Autora del poemario EURITMIA (2005). Forma parte de la muestra de poesía joven “GENERACIÓN DEL 2000?” (Claroscuro, Círculo Abierto Editores, 2006) y de la antología de poesía “19 Poetas Peruanos-Generación del 2000” (Miguel Ildefonso, 2006). Integrante de la Galería - Taller de Artes Plásticas “PALAMENCO” de la Universidad Nacional del Santa, participando así en numerosas exposiciones pictóricas locales. Poemas suyos han sido publicados en diarios y revistas nacionales e internacionales. En Abril de 2007 recibió un reconocimiento por su destacada contribución al desarrollo cultural del país, por la Universidad César Vallejo. Actualmente se encuentra preparando su siguiente libro y su primera muestra pictórica personal.

1ª traición a la soledad.

“Yo no sé de pájaros,
no conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas”.
Alejandra Pizarnik

La verdad me abraza con sus huesos de felpa
yo lanzo mi caña de pescar al negro río del tiempo
y extraigo un pez grandísimo:
es la soledad que emerge de sus aguas turbias
con una despedazada mujer apretada entre sus dientes
una mujer que lleva puesta la sangre como un vestido de encaje
ondeando sus blondas de fuego.

Las voces caminan de largo en las ruinas de lo oscuro
donde habito como una serpiente
pero una de ellas (la más demacrada) se detiene y me susurra:
“Denisse
nadie lavó tus huesos con su sangre
ni desató tus sogas de hielo
se olvidaron de tocar tu campana 12 veces cada noche
para que amanecieras fuera de tu cárcel
de esa hospedería de pasillos y cuartos infinitos
donde Baudelaire y Rimbaud escriben versos
con los aguijones de los alacranes
y el corazón como una casa roja
de solitario cuervo o gorrión
se hunde tras el tsunami”.

Ah soledad
percudido gabán que todos se han puesto
quédate tú!
oliendo el moho de tus calles
intentando cruzar los puentes del desquicio
quédate con los neologismos que le inventaste
al brillo de mis ojos cada día
deja que lleve el amor como una insignia en el pecho
o una hermosa lágrima entre las manos
deja que reconstruya las facciones del ángel
que ya no soy.

Te digo pálida voz
pez que se traga otros peces
que ya no dormiré entre tus barrotes
en esa cárcel donde antes de beberte como cicuta
echaba sus raíces el crepúsculo
porque lo mismo sería hacerlo sobre un suelo húmedo
a la intemperie
con el ruido de los cláxones
y tu filuda voz gravitando en mi cabeza
como una sonaja.

Muchos hijos tuyos he sepultado
y dime: ¿acaso se elevaron al cielo?

Ahora sólo te pido soledad
que raudamente escupas mi nombre
mientras salgo como una polilla
por una de tus mangas.

Oscuridad

Humedecida hollada

Y no saciada la oscuridad

Persiste

Dilata más las cuencas

Estruja la cárdena cima

La mujer en su insistencia

Cede su cuerpo como la sed del jaguar

A la sangre de una liebre

Es la cruz central del sacrificio

Cada poro se desbasta y vuelve a tramarse

La ebullición cuesta abajo

Es un hogar de rojas y azules exequias

En la oscuridad esa mujer sortea nombres

Mientras que cómo infantiles recuerdos

Punzantes manos la auscultan más allá

Del revés de sus ojos

Hasta que finalmente en medio del más alto gemido

Encuentra el suyo.

Despegarse de sí

Como el sol de sus vanas metáforas

Descubrir los verdaderos reflejos del silencio

Verse partir de mil formas

Como un pequeño fuego

Un animal mitológico

Una égloga vacía

U otro camino de batientes horizontes

Ah

Pero todo sería menos soez

El hundir fúlgidamente mis pasos

Hasta en cualquier lenguaje surcado

Por venenosas fragatas con baluartes

De sanguinolentas patrias

Sin fermentar mis raíces

Si tan sólo la mano túrgida de luz

Emancipadora

Que prometiste sobre mi cabeza

Se construyese

Hasta quedar en mis ojos un pabellón

De definitivas señas.

Tu cuerpo cae en el poema

Como en un lecho de vivas lápidas

Ha muerto tu nombre

El aire de tus alas

El misterio que aullaba advirtiéndote el encanto

Como en una procesión detrás de tus ojos también van

Los seres que amamantaste

La soledad como fantasma mordaz y riente

El placer como caracol que se encoje succionando

Lo áureo de tus llagas

Tu cuerpo cae en el poema

Y acaso estas palabras germinando en tu tierra muerta

Sean los perfectos pies

Para comenzar los verdaderos pasos?

Cubierta

Moldeada de ti

Renazco

Para seguir el rigor contrario de tu sombra.


miércoles, 18 de marzo de 2009

Doris Moromisato Miasato. Perú.


Doris Moromisato Miasato (Chambala, 1962), Es feminista, budista, ecologista y poeta. Graduada en Derecho y Ciencias Políticas por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, como poeta ha publicado los libros de poesía: Morada donde la luna perdió su palidez (1988), Chambala era un camino (1999) y Diario de la mujer es ponja (2004). Como investigadora de la comunidad japonesa en el Perú su más reciente libro se titula Okinawa. Un siglo en el Perú (2006) y su ensayo “Construcción simbólica de la feminidad y la masculinidad en la comunidad japonesa en el Perú” fue publicado en el libro Nuevos mundos, nuevas vidas. Actualmente trabaja para la Cámara Peruana del Libro como Directora Cultural de las Ferias de Libros.

POEMAS.

ESCENA DE FAMILIA / con mujer adentro.

Desvistes tu cuerpo
palpas en silencio el origen de tus pechos,
no te detiene el ruido de sus voces
avanzas sigilosa hacia la punta de tu miedo.
Tu familia cena esta noche la misma rutina,
trafica en la mesa los escombros de un día deshecho
Tú bajas hacia tu vientre caliente que te espera
como un negro pájaro la noche se instala en tu pubis
aletea y empieza a llover sobre tus muslos
Tu padre, ruidosamente, traga la sopa y eructa
tu madre se queja y hace lo mismo
tus hermanos se miran y la imitan
Tú te dejas caer sobre tu nuca
mansa, te abandonas al placer de tus orillas
Una boca escupe sobre el piso
Tu boca se abre lentamente
Otra boca lanza groserías
Gimes, no te explicas
Alguien arrastra los pies y sale a la calle
Dentro de ti otra tiembla cuando tiemblas
rehace el perfil de tu cintura
por la curva de tus nalgas se resbala
Tu padre derrama el vino sobre la mesa
Tú te derramas en un suspiro
Maldice a tu madre, tira la puerta y se marcha,
tu madre limpia y se llena de grasa
Tú, de rocío
Recoge los viejos trastos y su viejo destino
Tú aprendes a amarte con esa que te imita
Tu madre llama, se enfría la sopa
Abres la puerta, miras a la mesa
y del triste cajón de tus quince años
extraes una sonrisa.

LA MUJER ESPONJA.

¿Qué soy, quién soy?

Un punto bajo la luna
una despensa de su luz
y la luna
un punto verde
atrapado en el diminuto punto que soy yo.

Su inmensidad en mis pupilas
su nocturna y anciana caminata
la curva de su vientre atrapada en mí.
La luna,
soy yo.

Criatura que estira sus patas
bajo la luna
glándulas, salivas, metacarpos
atraviesan la noche
costras, paranoias, bilis
ganglios, obsesiones, bruma
sostienen la leyenda.

¿Qué soy?, pregunto a una hoja del hibiscus.
Veinticinco millones y no hay lugar para mí.
Mi bisabuelo no peleó por el salitre
mi abuela no enterró sus huesos aquí.

Ovarios, verborrea, la cicatriz de una tuberculosis
en el antiguo mapa de mis pulmones,
caries, laberintos, diástoles, desolaciones.

¿Quién soy?, me pregunto.


La luna brilla en la hoja del hibiscus.

Ah, la luna, la luna...

Tú no dudas, le digo, tú no te amilanas.
Cada noche despiertas
y ruedas
la anciana ruta de tus patas.

¿Qué soy?
Arterias, rutina, salmonellas, prejuicios.

Arranco la hoja del hibiscus
guardo la luna en mi bolsillo
guárdome con ella.

Otra noche.

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jueves, 12 de marzo de 2009

Wendy Guerra - Cuba.


Wendy Guerra. La Habana (1970).

Diplomada en Dirección de Cine y Televisión por la Facultad de Medios de la Comunicación del Instituto Superior de Arte (ISA). Egresada de varios talleres de especialización en guión de la Escuela de Cine de los Tres Mundos, San Antonio de los Baños, Cuba, incluyendo “Cómo contar un cuento”, con el escritor colombiano Gabriel García Márquez. Actualmente reside en La Habana, Cuba.

En el año 2006 obtuvo en Barcelona el premio Bruguera de Novela por la obra Todos se van. En el año 2008 publicó Nunca fui primera Dama.

Sus libros de poesía son:

Platea oscura, La Habana, 1987.

Cabeza Rapada, La Habana, 1996

Ropa Interior- Editorial Bruguera.

Ropa Interior.
Dejamos sobre las duchas de los hombres nuestros cuerpos bien amarrados a la tubería solar. Marcamos territorio como animales en celo con las trusas saturadas de arena y el olor sideral que los aísla.
En los baños quedan restos del sexo que les hicimos ayer, agua de flores y velas de vainilla derramada.
Lágrimas rotas en el encaje profano de la madrugada.
He perdido mis aretes disueltos en el jabón de una lujuria breve
y las cremas señor untan tus sábanas, como veneno de diosas argentadas.
Mira como arrebatamos la libertad de sus mentes.
Abrimos la culpa en el paraguas dilatado de la tarde.
Regresamos con sus hijos ocultándole el verdadero apellido
de sus genes.
En ropa interior leemos nuestras páginas persiguiendo sólo su
deseo, cada línea de arroz es un gemido.
Puedo esconderme en mis sombreros, sin ser descubierta…
¿Adivinan?
Un sayo y un escudo que esquive los golpes del amor.
Hay algo más debajo del sombrero, te lo juro.
Armo el rompecabezas de las palabras sobre la cama, un plano blanco para patinar desnudos, ropa interior negra, sin dolor.
Y aunque lo diga todo, no llega transparente a tus sentidos.
No lo entiendes. Tendrías que aprender a desnudarme.

Dejamos la antropología de un asentamiento grave, un asentamiento cercano a esta cultura débil, sexo fuerte, inseguro, desterrado.

Leo las líneas que subraya el editor pero no fumo, no alivio mi ansiedad…y ya no puedo olvidar lo que he vivido.

Tu baño aún conserva mis pociones, mis esencias, mi estela, mi estampida,

guardo un tren, un alcatraz, una libélula

y la foto de espalda que me hicieron dormida

no soy encaje ni concha ni malvada,

no es sólo lo que ves pero me he ido

mis ideas son más que las espaldas profundas que ves en el museo

Soy mi texto y lo que trato de ocultar en el peligro de la sobrevivencia

ropa interior en frasco de otro baño.

Otra humedad, mucho frío.

Los abrigos no existen, se regalan a otra mujer que fui en el ritual ajeno.

no hay nieve en el país y aunque rompa a llorar eternamente,

Sólo en ropa interior logro salvarme

Dejo mis textos en tu casa pero hay más,

más frívolo y profundo, más pagano. Escribo en los espejos y te encuentras

nadando en este olvido de artificio…

tus ojos curioseando en la cartera,

buceando en el pasado como un niño. Sólo ves:

las fotos de la infancia con mi madre.

De Ropa Interior.