Un espacio para el encuentro con las nuevas voces de la literatura.
Un adentrarnos en ese mundo de versos que vuelan, cantan, gimen y susurran sentimientos sin fronteras.
jueves, 18 de junio de 2009
Poemas de Juan Alberto Rivero Gallego.
Nacido en Belalcázar, Caldas, Colombia, en 1964. Actual editor general de El Diario del Otún de Pereira y director del suplemento literario Las Artes. Obra poética publicada: Conversaciones con la soledad, Territorio de mi voz, Instantes en la urbe. Otros: Hitos del Siglo XX en Risaralda (Historia). En remojo: Crónicas de la ciudad. Finalista en dos ocasiones del premio de periodismo “San Gabriel Arcángel” de la Diócesis de Pereira. Mención de honor IV concurso literario bonaventuriano de poesía y cuento. Participante en varios encuentros literarios de orden nacional e internacional. Publicaciones en diferentes revistas literarias del país.
Ardí con tu recuerdo.
He estallado en pedazos por toda la ciudad para buscarte.
Muros
Esquinas
Calles
Árboles
Avenidas
Parques
Tejados
y ventanas
Nada ha quedado al azar, pero no te hallo en esta búsqueda; los pedazos no quieren regresar a esta piel, no me armo, la soledad clama que la búsqueda no sea infructuosa, que te halle aunque me pierda todo.
Un cuarto lánguido de alfombra vieja. Dos camas para un cuerpo solitario. Una mesa de noche que me habla desde la infinita soledad de su encierro.Tres espejos me observan desde costados que no me conocía. Mi maleta de sueños apagada y el frío enmarañado tejiendo su rutina en mi ser.Un cuarto lánguido de alfombra vieja aterrado por la fuerza de tu recuerdoporque no estabas... y estabas. Así que para soportar esa noche de acero teguardé bajo mis ojos. La oscuridad que a esa hora llegaba a visitarme guardósilencio para una lágrima de hombre que calcinaba mi cicatriz de soledad. Ardícon tu recuerdo...
Voy a amarte esta noche, toda, en cada uno de sus pliegues oscuros, en sussombras, en sus sonidos guturales, en cada sueño del mundo, en cada playadonde duerme el mar, en los ojos cerrados que iluminan fantasías, en loslatidos del corazón que te habita, en la hojas que hablan con la noche, en losrecuerdos que pacen en tus labios, en los pasos que a esta hora te recorrenimaginaria en la urbe, en tu ropa que guarda el aroma de tu piel. Voy a amarteesta noche, toda, hasta que desaparezca en tus gemidos, en tus besos, en tusmanos, hasta que hagas de mi un fantasma, un acorde, barro, canción, risa ydestino.
Esta noche de estaño y amatista no halla el candil que reposa tu fuego paraderretir el frío de tu ausencia. Parece que el aceite que lo alimenta salió a buscarteen la urbe helada y se perdió él mismo. Parece que la llama no encendióde tristeza. Parece que perdió su asa que lo ataba a estas manos. Parece quecrujió su débil elemento de aluminio en su lucha contra la oscura presencia detu lejanía. Esta noche de hierro frío te lleva a cuestas mientras la soledad sueñacon el candil de tu presencia.
Se la llevó el domingo a las seis como si nada dejando esta urbe que me creceadentro solitaria y carcomida en su brevedad de apenas horas, y me desarmael alma la certeza de su lejano cuerpo en infinito. ¿Cómo ir por estas calles transeúntedeshojado y silente? Se la llevó como si nada, como si no perteneciera anadie, a la fuerza arrancada de esta sangre. Queda la ciudad sin su sonrisa.
1 comentario:
La prosa poética tiene un hechizo especial!
Un abrazo.
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