Ana Enriqueta Terán, Venezuela, 1918.
Ciega intención.
Ciega intención de mármol desafía
todo aquel sollozar y aquella ausencia.
¡Si el día retornara a su inocencia,
qué fatiga de bien la de ese día!
Recobrada pasión que no se fía
de la engañosa fuerza de su esencia;
muro de rebeldía su presencia
me guía paso a paso y me extasía.
Ay! si la rosa siempre rosa fuera
y no mancha profunda y sometida
desde la parda tierra al manso cielo,
ay! ¡si la rosa siempre rosa fuera
y no brisa de sangre suspendida
desde la savia hasta su rojo vuelo!
Así era. Así es. Libro de Jajó.
Este es vuestro árbol. Así era. Así es.
Pájaros tejen en su aliento coronas de éxtasis.
Brisas aseguran siseos para el acecho del halcón.
Aires enhebran pálidos huevecillos de miedo.
Ella se oculta en propia cueva donde permanece niña.
Allí rememora encajes, participaciones y requerimientos maternos.
Luego vuelve a su estatura de anciana
cuya sombra se funde en perspectivas de soledad y de nieblas.
"La poetisa cumple medida y riesgo de la piedra de habla
Se comporta como a través de otras edades de otros litigios..." Ana Enriqueta Terán.
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